martes, 4 de julio de 2017

Pedrito y el molino


Era un día de invierno, no hacía demasiado frío y el sol asomaba levemente entre las oscuras nubes.  Los días anteriores había llovido mucho y el viento había azotado duramente esa zona. Algunos árboles se habían caído y alguna que otra teja de los tejados de aquellas humildes casas de aquel pequeño pueblo también.

José estaba terminando de desayunar una taza de leche al lado de Pedrito junto al fuego de la antigua lareira (chimenea típica gallega)  que tenía su casa.  Y se acordó del molino.

EL tenía alquilado un pequeño molino de agua a las afueras del pueblo, al lado de un riachuelo donde molía el grano de muchos vecinos  a cambio de un poco de lo que molían. Así se aseguraba tener siempre algo de pan en casa. Debido a la tormenta que había sacudido el pueblo durante esos días pensó que seguramente el molino había sufrido daños en el tejado y que tendría alguna gotera. Por eso decidió ir a echar un vistazo, para asegurarse de que todo estaba en orden.
Imagen relacionada

Pidió a Pedrito para que lo acompañase, y así entre los dos terminarían de hacer los arreglos oportunos más rápido y estarían libres a la hora de comer.

Llegaron al molino, y vieron que efectivamente algunas tejas estaban en el suelo.

 El molino era viejo, estaba cubierto parcialmente con hiedras que subían hasta alcanzar el tejado por algunas zonas. Era una construcción rústica y de tamaño reducido. Tenía una pequeña puerta de madera bastante apolillada con una pequeña cerradura de hierro oxidado. Dentro se podía ver  el mecanismo del molino en perfecto estado y varios sacos de grano que aun faltaban por moler en un rincón.
Resultado de imagen de molino de agua gallego

Jose alzó a Pedrito al tejado del molino para que pudiese ver las zonas en donde las tejas estaban movidas o se habían caído.

-          ¿Cómo está todo por ahí arriba Pedrito?

-          Muy mal, muy mal jefe, estas tejas están todas torcidas…  (lo decía, viendo la curvatura  que tienen todas las tejas, puesto que ninguna es plana)

-          Voy a casa y te traigo las herramientas, haber si acabamos pronto.

-          ¡Señor, sólo me hace falta un  martillo!

-          ¿Un martillo? ¿Para qué Pedrito?, haber si vas a romper alguna.

 
Resultado de imagen de martillo antiguo
Jose rápidamente fue a su casa en busca de un martillo. Y a los pocos minutos se presenta de nuevo en el molino.

-Aquí  tienes.

El niño, ni corto ni perezoso, se puso a romper todas las tejas para “dejarlas planas” y así “arreglar el molino”.  Las iba haciendo añicos una a una hasta que jose, se dio cuenta de lo que hacía y puso el grito en el cielo. Nunca más dejó que ningún niño hiciese su trabajo.