lunes, 5 de marzo de 2018

Entre castillos y vino


En un pequeño pueblo, cuya fama no era muy buena puesto que;  durante muchos años habían desaparecido muchos niños en sus inmediaciones.

Un hermoso castillo se erguía en lo más alto del bosque, a un par de kilómetros del pueblo; su último dueño era un señor un tanto extraño y siniestro que apenas se relacionaba con las gentes del pueblo.  Cuando él murió, el castillo quedó deshabitado durante unos años.

Hasta que, después de muchos papeleos una joven pareja de emprendedores decidieron adquirirlo, invirtiendo en él todo lo que tenían para así poder abrir un hotel de lujo en aquel hermoso castillo.

A pesar de que, como he dicho el sitio non tenía muy buena fama, ellos decidieron seguir a delante con su proyecto.  El castillo tenía unos salones enormes, y unas habitaciones muy confortables; pero, sin duda, lo que más llamó su atención, fue una antigua cámara de tortura. La cual estaba perfectamente conservada a pesar de los años.
Resultado de imagen de camara tortura castillo

Descubrieron en el sótano, unas decenas de enormes barriles de roble francés, llenos de vino. Al principio pensaron que con el paso del tiempo, estarían estropeados puesto que en ese sótano había bastante humedad, y había permanecido cerrado a cal y canto durante muchos años.

Se aventuraron a probarlo, y su sorpresa fue  mayúscula cuando descubrieron que aquel vino estaba bueno, y era de magnífica calidad.
Resultado de imagen de la bodega del castillo

A los pocos meses hicieron la gran inauguración del hotel, obsequiando a todos los huéspedes con aquel sabroso vino.

Pronto se hicieron famosos en toda la región por su vino, e incluso enólogos de renombre cruzaban el país para poder degustar aquellos maravillosos caldos.

Su negocio prosperó en poco tiempo, y estaban recuperando la inversión hecha en el castillo con mucha facilidad.

Un día, se percataron de que varios de aquellos enormes barriles ya estaban vacíos; por lo que decidieron volver a llenarlos con más vino y esperar que el tiempo hiciese su magia en ellos dotándolos de aquel agradable sabor. Cuando intentaron mover uno de ellos, notaban que estaba muy pesado aún, eran enormes barriles ya muy pesados por si solos, pero aun así, parecía como si hubiese algo dentro.

Procedieron a abrir uno de ellos, y se quedaron completamente petrificados al ver el contenido del mismo;  era un niño. Un niño de no más de ocho años, del que, solo quedaba algo de piel pelo y huesos; pero sin duda el cadáver pertenecía a un niño.

Empezaron a abrir todos los barriles, y todos contenían cadáveres de niños. Lo que se habían bebido hasta ahora era sin duda los jugos  de aquellos niños en corroídos por el alcohol.

Ahora todo cobraba sentido, las misteriosas desapariciones de los últimos años, el antiguo dueño extraño y arisco con el pueblo, y lo más perturbador… aquella cámara de torturas en perfecto estado.

 

*Curiosidad: en muchos países, a los licores se le añaden cadáveres de animales para darle un sabor peculiar y único. Como el licor de lagarto o el tequila con gusano. Resultado de imagen de licor de lagarto