Un hermoso
día de verano, una joven pareja de recién casados decidió viajar por múltiples
aldeas de Galicia y así concluir sus últimos días de vacaciones.
Aunque
a la joven chica no le hacía mucha gracia, Juan el muchacho insistió mucho en
ir y al final ella acabo aceptando.
Eran ya
las ocho de la tarde, y llegaron a un pueblo de Ourense donde apenas había 50
casas, buscaron sin éxito durante horas un hotel o algún tipo de alojamiento
pero no encontraron, cuando estaban dispuestos a rendirse, un amable señor les
guió hasta una pequeña posada.
Muy
contentos, hablaron con la dueña que rápidamente les facilitó las llaves de su
habitación. El sitio era viejo muy viejo, se caía a pedazos, las puertas
rechinaban y había un intenso olor a humedad y a madera. Aun así estaba todo
muy limpio, ordenado y en perfectas condiciones para poder pasar un par de
noches. No era el sitio más lujoso pero si muy confortable y hogareño.
Los
jóvenes se instalaron rápido, y cenaron
en la misma posada, junto con dos vecinos,
cuatro jóvenes que estaban allí de paso haciendo un estudio sobre la
economía rural de la zona y la dueña. La
cena estaba deliciosa, agradecieron a la mujer aquellos manjares y se
dispusieron a dar un paseo nocturno por el pueblo, bajo la luz de la luna y el
manto de estrellas, que en aquella noche despejada se veían a cientos; en la
ciudad donde ellos vivían no podían disfrutar de algo así.
Salieron
del hotel y se fijaron en un pequeño sendero de tierra que se internaba en un frondoso bosque a
pocos metros de la posada donde estaban alojados. El chico propuso a la chica ir, total era un
sendero, no se perderían…
Así que
ambos cogidos de la mano se internaron en aquel oscuro bosque, debido a la
frondosidad de éste no se veían las estrellas apenas se notaba el resplandor de
aquella inmensa luna llena. Después de
haber andado casi un quilómetro pudieron divisar a lo lejos un claro, a medida que se iban acercando iban viendo
una construcción muy vieja y medio en ruinas. En seguida se dieron cuenta, era un viejo
cementerio que parecía abandonado vieron las lápidas muy dañadas, cubiertas de
maleza, las cruces estaban rotas; algunas simplemente ya no estaban….
Estaban
embobados admirando aquel paisaje nocturno, cuando un señor bastante mayor paso
a su lado corriendo, jadeando muy asustado que les dijo: “¡Corred, o moriréis!”
Los dos
chicos se miraron y empezaron a reírse, eso les recordaba a las películas de miedo que solían ver los
domingos por las tardes. Pero antes de
que pudiesen regresar de vuelta a la posada empezaron a notar el aire muy
cargado, un intenso hedor a muerto y a cera les invadió provocando náuseas en
la chica, a pocos metros detrás de aquel
cementerio empezaron a escuchar pasos, pasos corriendo hacia el camino en dónde
ambos estaban.
Algo
estaba pasando, algo se les acercaba… se quedaron inmóviles presa del pánico.
Pero esto solo duró unos segundos; enseguida se pusieron a correr; corrieron hasta llegar
al camino del pueblo donde iluminado con viejas y oxidadas farolas.
Una vez
allí aunque muy asustados, se sintieron a salvo.
Al
llegar a la posada la dueña les preguntó amablemente que les había pasado,
ellos se lo explicaron y la señora mientras se santiguaba les empezó a contar
un relato….
En
aquella zona, nadie osa aventurarse por el bosque las noches de luna llena; es
bien sabido que por esa zona aparece la Santa Compaña, una procesión de muertos
que vaga por los alrededores del pueblo y si te encuentra en su camino,
probablemente te maldiga; te de un hueso encendido como si de una antorcha se
tratase, y estuvieses condenado a vagar con la procesión de muertos toda la
eternidad.
Precisamente
aquel cementerio había sido construido para enterrar a todas aquellas personas
malditas por la Santa Compaña, por eso estaba alejado del pueblo…
La
señora muy serie les miró y les dijo:
No sé
lo que visteis, podría ser la Santa Compaña, pero también podrían ser las almas
aterrorizadas de ese cementerio huyendo de
ella.
Sea
como sea, habéis tenido mucha suerte.
Poca gente ha salido ilesa de algo así, espero que no volváis a adentraos como
si nada en un sitio que no conocéis sólo por pasar el rato, podría haberos
salido muy caro...