Cuenta
la leyenda, que en la casa de Ortelle, situada en Lugo en el ayuntamiento de
Pantón. Había una bodega muy famosa y conocida en toda la zona que pertenecía a la familia de los Portela, tenía unos
vinos caseros muy buenos y todo el mundo iba a visitar la zona y a degustar
aquel néctar de dioses, algunos incluso llegaban a comprar grandes cantidades de vino.
Entre los vecinos surgió el refrán de: “Antes secaría o río Miño, que na adega
do Portela faltara o viño” (Antes se secaría el río Miño, que en la bodega del
Portela faltase el vino).

El
cabeza de familia cuando iba al sótano, podía ver como la moura se transformaba
de serpiente a mujer, cuentan que tenían muy buena relación entre ellos y que
nunca tuvieron ningún problema “se divertían” juntos y después esta le daba
unas piedras que se transformaban en
oro.
Y así
se dice que esa familia consiguió todas sus riquezas.
Con el
paso del tiempo, el padre de familia enfermó gravemente, y no podía bajar a
recoger el vino. Así que, decidió que un
criado suyo de confianza bajase en su lugar.
No sin
antes advertirle que, viese lo que viese, no debería asustarse.
El
criado bajó las escaleras que daban al sótano y abrió la puerta lentamente,
prendió su candil y poco a poco fue acercándose hasta que, sin darse cuenta,
piso la enorme cola de la serpiente.
Esta
levantó la cabeza, era una serpiente enorme… El criado se echó las manos a la
cabeza y empezó a gritar, huyendo despavorido del lugar.
Cuando
el padre de familia se enteró de lo sucedido no pudo más que lamentarse, se
había acabado su suerte con la Bodega de Portela.
Volvió
en múltiples ocasiones el señor a buscar vino, pero nunca más pudo volver a ver
a la moura.
Por
alguna razón, hoy en día en el mismo sitio existe otra bodega descendiente de
la Casa de Lagariza, que dicen que hace unos vinos exquisitos…