miércoles, 27 de septiembre de 2017

La niña del azúcar


Esta historia, sucedió en la provincia de A Coruña,  para ser más exactos en el ayuntamiento de As Pontes de García Rodríguez,  en las cercanías del embalse da Ribeira.
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Un señor viudo, desde hacía cinco años para conseguir superar la pérdida de su mujer y vencer a una profunda depresión en la que había caído después de tal suceso, aconsejado por su psicólogo decidió mudarse lejos de la bulliciosa ciudad, y dejar todo su pasado atrás mudándose a un pequeño pueblo de esa zona.

Estuvo buscando casa durante varios meses, pero ninguna de la zona se adecuaba a lo que él buscaba, cuando al fin después de una larga búsqueda encontró su casita ideal.

Una casita lejos del pueblo cerca del bosque, pequeña y acogedora, rodeada de un bonito pero descuidado jardín y hasta incluso un pequeño huerto en medio del cual transcurría un pequeño arroyo de aguas cristalinas. En ese momento se enamoró de aquella casita y la compró sin pensarlo mucho.
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Durante los meses siguientes estuvo haciendo arreglos, pintando las habitaciones e incluso redecorando el jardín y plantando algo en aquel huerto. Estaba encantado,  tenía una vecina que vivía a un km. aproximadamente quien  solía traerle comida o algún dulce casero varias veces por semana,  se sentía bien y era un hombre nuevo.

Una noche sintió que alguien tocaba la puerta, se levantó del sofá y se acerco a la puerta; vió a una pequeña niña de pelo oscuro de no más de cinco años, ella sonrió dulcemente y le pidió un poco de azúcar. El hombre se extrañó que una niña tan pequeña a esas horas viniese para pedirle eso pero rápidamente se dirigió a la cocina para buscar el azúcar. Cuando llegó a la puerta, la niña, había desaparecido.
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Se fue a dormir como de costumbre tomando aquello como una broma de niños, sin darle ninguna importancia. 

A la noche siguiente, volvió a tocar alguien en la puerta, casi a la misma hora que la noche anterior. El hombre con una sonrisa en la boca y creyendo que sería la misma niña antes de abrirle la puerta fue a la cocina y cogió un puñado de terrones de azúcar.  Efectivamente, al abrir la puerta, vio a la dulce niña que volvió para pedirle azúcar. Al entregarle el azúcar este se cayó al suelo encima de sus pies, el hombre se agachó para recogerlos pero al levantarse la niña había vuelto a desaparecer.

Al día siguiente, mientras desayunaba, estaba viendo un programa de cocina, cuando lo cortaron para dar una noticia de última hora. Y era que, habían encontrado un cadáver en el bosque, en  las inmediaciones de su casa El cadáver pertenecía a  una niña que  había desaparecido hacía unos años en aquella zona.  Cuando vio aquella foto, aquel papel viejo y arrugado que salía en la televisión diciendo que una niña de cinco años se había perdido… pudo reconocerla, era ella. La niña del azúcar.

Nunca más en aquella zona se vio a la misteriosa niña, ni tampoco aquel buen señor. Simplemente desapareció sin dejar rastro.
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