Creo
que a todo el mundo, al menos una vez en su vida, ha sentido, ha visto, ha
soñado o presenciado de algún modo, algo “extraño” a la hora de conciliar el
sueño.
Escribiré
un par de historias que me han contado recientemente que han llamado
poderosamente mi antención.
Después
de un día agotador, la protagonista de mi historia a la que llamaremos María,
se disponía a irse a la cama como todos los días, su marido hacía una hora que
ya estaba durmiendo pero ella se quedó haciendo los bocadillos de los niños
para el colegio recoger un poco la ropa sucia del baño, y demás cosas que toda
ama de casa hace habitualmente.
Acabó
sus tareas, se enfundó su camisón y se acostó en la cama al lado de su marido.
Era una noche tranquila, no se escuchaba nada; pronto empezó a sucumbir al
cansancio de la jornada y a notar que se dormía, pero notó algo, algo que la hizo sobresaltar, noto
que alguien abría la puerta de la habitación sin hacer apenas ruido, se
incorporó somnolienta para ver si era uno de sus hijos que no podía dormir.
Cuando lo que vió hizo que casi se le parase el corazón, no podía creer lo que
estaba viendo, era algo etéreo muy difícil de describir, como una sombra, un
borron algo que emanaba de su interior una tenue luz de color azul… ella entró
en pánico pero estaba paralizada, no podía gritar, ni moverse……se quedo inmóvil
notando como sus lagrimas salían de sus ojos viendo como aquel extraño ente se
acercaba a ella poco a poco.
A la
mañana siguiente su marido la despertó, se había quedado dormida. Ella se
levantó aun con la angustia de anoche, y le preguntó a su marido si había visto
o sentido algo, a lo que el respondió que no, que solo habría sido una
pesadilla, que no se preocupase. Ella
intentó calmarse como pudo, salió de su habitación al baño para lavarse los
dientes cuando se fijo en su muñeca izquierda, donde tenía unos arañazos, como una garra que la agarrase
fuertemente. …
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