En Galicia
todo lo místico está muy presente en la vida cotidiana de la gente, como he
comentado en varios posts, tanto amuletos, supersticiones, brujerías o incluso
medicina “mágica” de la cual hablaré en otro post más adelante.
Este
relato, me lo facilitó una amiga, aunque en esta zona podría recopilar
muchos testimonios de este tipo de
prácticas, cada uno es diferente al anterior y aunque este tipo de brujerías fueron
realizadas desde la Edad Media siguen muy presentes en todo el rural gallego.
No se sabe con exactitud quien las elabora, o para qué exactamente. Pero si se
sabe que es alguien que desea algo malo, son rituales de magia negra. Como sucede en Haiti, con el vudú en Galicia
existen los “Meigallos”.
Creer o
no creer esta en lo personal de cada persona, pero lo cierto es que saber que
alguien hace eso por pura maldad hacia otra persona o por algún motivo oscuro,
ya causa suficiente repelús.
Antes
de empezar la historia, me gustaría agradecer a Carmen su ayuda con esta
historia. Por tomarse las molestias de escribirme y leerme todas las semanas.
Era una
calurosa mañana de sábado del mes de agosto, en un pequeño pueblo gallego. Una
vecina, como todos los sábados se acercó al cementerio para honrar a sus
difuntos con flores frescas y sentir a sus seres queridos ya difuntos algo mas
cerca en aquella tranquila mañana.
Cuando
se disponía a entrar en el recinto del cementerio, algo llamó su atención algo
que estaba en el “cruceiro” (cruz de piedra característica de Galicia y
Portugal).
Se acercó lentamente cuando
un olor nauseabundo la golpeó con fuerza, al ver lo que había sobre el pequeño
monumento se sobresaltó pegó un grito y hasta dejo caer las flores que llevaba
en las manos. No podía creer lo que estaba viendo.
Durante el transcurso de aquella tarde muchos vecinos curiosos
fueron hasta el lugar para ver el hallazgo que tenía a todo el mundo tan
alterado. Era sin duda algún tipo de
brujería “meigallo” .
Encima de aquel cruceiro había situadas estratégicamente dos
cazuelas de barro, una mayor en la que
se encontraba una gallina negra muerta eviscerada y tapada con un pañuelo rojo;
en la otra cazuela había una cebolla aromatizada.
Había restos de una
serie de cirios rojos colocados en fila con restos de cera derretida sobre la
piedra de la construcción de la base del cruceiro.
Y también varias
botellas de cava, varias cajas de fósforos vacíos y puros semiconsumidos por el
fuego.
A día de hoy aún vecinos de la zona se preguntan que
próposito tendría este ritual y porque alguien podría hacer eso en un sitio tan
sagrado para ellos.
Desgraciadamente, existen múltiples tipos de prácticas. Si este post tiene el suficiente número de
visitas publicaré una segunda parte, además de explicar cómo funcionan o que se
utiliza en estos rituales.
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