Era el día 9 de noviembre, y el Serpent era zarandeado de un
lado a otro como si fuese un trozo de corcho en el agua, a bordo de este barco
iban 175 tripulantes, que en un principio pensaron que su comandante ante la
magnitud de aquella tormenta daría órdenes de regresar al puerto de partida.
Pero no fue así el barco quedo a la deriva durante varias horas meciéndose fuertemente
a merded de aquel fuerte viento y los
contundentes golpes de mar.
El teniente Richards en medio del caos es incapaz de
orientarse, no puede avistar el sol para así situar con precisión la ubicación del
buque en las cartas náuticas. Ya por la
mañana el día 10, el capitán y el oficial discuten fuertemente acerca de la
posición y el rumbo del barco, que en medio de tal tormenta, pudieron divisar a
lo lejos la costa. Poco a poco la tormenta fue amainando y la lluvia se disipó,
ya no había niebla ni nubes, la visibilidad había mejorado mucho, a pesar de
estar gravemente dañado el barco, siguieron su rumbo para llegar al puerto más
cercano, muchos barcos se cruzaron con ellos, pero ninguno notaba nada raro en
su forma de navegar.
Poco a poco, la tripulación fue calmándose ante la mejoría
de la situación. El capitán después de una disputa con el oficial nuevamente,
no dio orden a Gould y a Burton los encargados de las sondas para medir el
fondo, que lo hiciesen. Así que se disponían a hacer la guardia en cubierta
aquella noche.
A las 21.00 vuelven a discutir, ambos discrepan sobre el
punto a dónde dirigir el barco, uno de ellos optaba por poner rumbo oeste, y otro buscar el faro del Cabo Villano por
babor y así situarse mejor. Aquella
noche mientras Gould y Burton hacían la guardia no se percataron de lo cerca que
sonaban aquellos acantilados, ambos llevaban el chaleco salvavidas; prenda muy poco
habitual en aquella época, en aquel momento el barco contaba con apenas 25 chalecos para 175 personas.
El casco crujió un gran estruendo sonó por todo el barco
seguido por una especie de terremoto, el barco estaba encajado en “A punta do
Boi”. En principio los tripulantes
pensaron que era un golpe de mar, pero enseguida se empezaron a escuchar gritos
de que habían encallado. El comandante ordenó inmediatamente cerrar las puertas
estancas, y liberar los botes, algunos de los marineros se apresuraron a coger
un chaleco.
Algunos marineros se quitaban la ropa para poder nadar
mejor, sin impedimentos, otros se subieron a los mástiles… cada uno quería
salvar su vida como fuese y ante una situación como aquella todo valía.
En cuanto consiguen
poner los botes en la mar, está los hace añicos en pocos minutos. No
pudieron sacarle provecho a estos botes de ninguna forma.
Naufragio del HMS Serpent, pintura de Natasha Lelenco
Un par de horas más tarde, después de luchar con la furia
del mar, agotado, Burton logra alcanzar la costa. Camina entre cientos de
cadáveres y cuerpos agonizantes, puede ver a uno de sus compañeros malherido
Luxon, entre los dos consiguen llegar a una casa, donde las amables gentes de
la zona los ayudan e inmediatamente los llevan a la casa del párroco de Xaviña
para que este les diese asilo. Gould fue
el último superviviente de la tragedia, había ganado la costa sólo y a nado; a
este, lo encuentra el alcalde de Camariñas
y su ayudante de la marina.
En el juicio por el hundimiento del Serpent el 16 de diciembre del 1890, se concluyó que la
pérdida del buque se debió a un error de navegación.
En ese accidente perecieron 172 marineros. A partir del día
11 de noviembre el mar, fue arrastrando cadáveres mutilados de estos marineros,
así que puesto a que no eran católicos se improvisó un pequeño cementerio en la
costa, cerca del lugar donde sucedió el naufragio. Más tarde e l 23 fue
consagrado.
En el 1896, durante una visita de la escuadra inglesa a la
Ría de Arousa, el Almirantazgo inglés ordenó colocar una placa conmemorativa en
el Monte Lobeira. Para así honrar a los
fallecidos en este trágico accidente. Dicha placa aún se conserva hoy en día.
Lo tengo oído y el último día de mayo de este año fui a verlo y me encantò. Es precioso ya conocía la historia tan bonita.
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