Existe
una leyenda muy curiosa y poco conocida de Fisterra, que no tiene que ver con
el Camino de Santiago ni el Ara Solis, que poca gente conoce. Se trata de la
leyenda de la Orca Vella de Fisterra.
En
estos hermosos parajes, llenos de bosques verdes, playas de ensueño y las más
impresionantes vistas al océano desde sus majestuosos acantilados se cuenta que
un día allá por el siglo XVI como recogió Xulián Íñigo de Medraño, un caballero
de la época; recogió los primeros testimonios de esta historia que, poco a
poco, se fue convirtiendo en leyenda.
Un día sin saber cómo, una mujer mayor llegó
al pueblo de Fisterra, huyendo de las revueltas que había por aquel entonces
con los moros y paganos. Era una vieja bárbara, tenebrosa y oscura. Se instaló
en una pequeña casa en el centro de aquel lugar.
Jamás se relacionó con nadie del pueblo y
cuentan que era una bruja. Cuando una persona se le acercaba y la vieja tocaba
a dicha persona, esta no tardaría en contraer una enfermedad grave para acabar
muriendo al poco tiempo.
Era una
hábil maestra de las artes mágicas oscuras y se cuenta que podía hacerse
invisible cuando ella así lo quería. Su
pasatiempo favorito era secuestrar y comerse a los niños del pueblo, debido a
esta peculiar “dieta” se cree que vivió tantos años porque se dice que pudo
haber vivido 176 años y que incluso llego a diezmar notablemente la población de
Fisterra.
Cuando
se cansó de vivir así, se recluyó en las montañas, en lo alto del monte donde
se sitúa la Hermita de San Guillermo. Ella vivió allí durante largos años lejos
de toda compañía humana, sólo tenía consigo a un pastor, el cual estaba
hechizado y era su esclavo.
Muchos
curiosos subieron a lo alto de aquel monte para ver a la famosa Orca Vella,
porque para aquel entonces, ya era conocida en todo el pueblo e incluso en
pueblos vecinos, así que, numerosos peregrinos por curiosidad se adentraban en
aquel monte para encontrarla.
Los
pastores de la zona desaconsejaban la subida al monte a todos los curiosos que querían
ver a la señora. Pero muchos de ellos, inconscientes del peligro subían de
todos modos; asegurándose así una muerte terrible. Ya que la leyenda dice que todo aquel que ve
a la Orca Vella se morirá en menos de un año.
Un día
la vieja bruja decidió con la ayuda de su fiel siervo cavar una tumba en aquel
pedregoso monte, una tumba muy profunda con una enorme piedra de granito que
cumpliría la función de lápida.
Cuando
estuvo terminada, ella agarró fuertemente al pobre pastor y lo arrastró con
ella a la tumba, pese a los gritos y pataleos del pobre hombre acabó por ser el
colchón de una bruja dentro de su propia tumba. Y así fue como la Orca Vella se
quedó allí enterrada para siempre. Mucha gente del pueblo, quiso ayudar al
pastor porque durante los primeros días de su cautiverio se escuchaban gritos
pidiendo auxilio; pero la gente le tenía demasiado miedo a la bruja.
Hoy en
día se dice que la bruja sigue durmiendo plácidamente en su tumba, esperando el
momento oportuno para salir y seguir haciendo
fechorías hasta el final de sus días.
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