Desde
hace algún tiempo noto que cada vez tengo más seguidores de diferentes partes
del mundo, y por ello intentaré escribir de hoy en adelante relatos, leyendas o
historias relacionadas con más países. Espero que a todos los que me seguís
habitualmente estas historias os despierten tanta curiosidad como a mí.
Esta
leyenda es muy conocida en México, donde es originaria.
La
leyenda cuenta, que en un pequeño pueblo de México; una hermosa joven vivía
cómodamente con su familia.
Ella
era hermosa, la más bella del lugar; y por eso, tenía múltiples pretendientes
que la solían agasajar con regalos caros y exóticos a cambio claro, de su compañía
y atención. Todos los chicos querían robar su corazón. Pero ella pecaba de ser
un poco vanidosa y egoísta y no se conformaba con todo eso, ella simplemente
buscaba más y más.
Su
madre solía advertirla le decía que eso no traería nada bueno, que debería no
ser tan vanidosa. Pero ella hacía oídos sordos a las advertencias, ella era
vanidosa y le gustaba presumir en todo momento.
Una
noche, se escapó de casa para quedar con uno de sus pretendientes puesto que le
había ofrecido una sorpresa, ella, ni
corta ni perezosa, se aventuró en las calles oscuras de aquel humilde
pueblecito.
Al cabo
de un rato, cuando casi estaba llegando a su destino vió a pocos metros de
ella, un hermoso caballo negro, brillante como el azabache; y a lomos de él, un
hombre con muy buen porte, alto, fuerte , vestido de negro como un charro y con
espuelas de oro.
El
hombre la miró con unos ojos oscuros y penetrantes, y le ofreció montar en su
caballo.
La
joven se quedó prendada de él y se olvido completamente de su cita, corrió
hacia el caballo y él hombre amablemente le ayudo a subirse, ella lo agarró
fuertemente por la cintura y el hermoso corcel empezó a trotar.
Ella se
imaginaba las historias de amor que le contaba de pequeña su abuela, fantaseaba
con aquel hombre misterioso… pero pronto, aquel sueño perfecto se torno una
auténtica pesadilla para ella.
El
caballo empezó a correr, más y más rápido y a medida que ganaba velocidad le salía
fuego de sus pezuñas.
La
chica horrorizada empezó a notar que su cuerpo estaba empezando a quemarse, y
entre gritos de dolor y terror intentaba, inútilmente, bajarse del
caballo.
Varias
personas salieron a la calle al oír sus gritos, y lo que vieron les dejó completamente
aterrados. Aquel charro, era el mismísimo diablo que soltaba carcajadas que
helaban la sangre a cualquiera, y detrás; la pobre muchacha quemándose viva,
era una mole de carne chamuscada con un fuerte hedor a grasa.
Ella
había aceptado irse con el diablo, y ahora este reclamaba lo que era suyo.
El
charro negro se fue veloz de aquel pueblo, y a la chica nunca jamás se la
volvió a ver.
Cuenta
la leyenda que el charro negro fue avistado por mucha gente en pueblos
pequeños, intentando capturar almas de bellas jóvenes, o ofreciendo dinero a
cualquier avaro.
Por eso
si algún día nos topamos ante tal tesitura, lo mejor es ignorarlo y ponernos a
salvo lo antes posible, lejos del charro negro.
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