A veces, no somos conscientes o no prestamos
la suficiente atención para ver algunas señales paranormales que se nos
presentan, no le damos importancia o simplemente estamos tan concentrados en
los quehaceres de nuestra vida que las pasamos por alto.
Recuerdo
que esta historia que voy a contar a continuación en su día me llamo mucho la atención
y me hizo pensar en muchas cosas.
La
historia es el relato de una señora que allá por los años 80 vivía en un puerto
marinero, su marido era pescador y ella vendía el pescado, arreglaba las redes
y los aparejos de pesca. Esto le obligaba a trabajar hasta altas horas de la
noche, o incluso madrugada.
Una
noche de verano, en medio del pueblo completamente desierto ella se dirigía a
su casa caminando entre las pequeñas casas de pescadores cargada con un cesto
de pescado en la cabeza.
Tenía a
su marido en casa con una fuerte gripe,
y a sus dos hijos pequeños que en un par de horas estarían ya despiertos
reclamando su desayuno. Ella iba con prisas, para poder llegar a casa y
tumbarse al menos un par de horas puesto que aquella jornada había sido
maratoniana y estaba exhausta.
Se fijo
a lo lejos que en medio de un pequeño callejón una nieblina fina pero muy densa
recubría el camino rodeando una casa, la
casa justo de su vecina Antonia. No presto mucha atención pero poco a poco empezó
a pensar en las cosas que contaba su abuela, en que las muertes pueden ser predichas
y que siempre hay señales que nos lo indican.
Empezó
a adentrarse en aquella densa niebla, que curiosamente, solo le cubría de
cintura para abajo, era tan tan espesa que no podía ver sus pies pero por
encima de su cintura estaba todo despejado.
Empezó
a caminar deprisa hasta su casa, imaginándose lo peor, que alguien de su
familia moriría. Notaba que la niebla le impedía caminar lo rápido que ella
quería aunque no estaba segura, si era la niebla o el terror del momento.
Llego a
casa, se lavó y se metió en la cama donde se quedó profundamente dormida. Solo
despertó al oír los gritos de la vecina. Cuando salió de su casa pudo ver esa
imagen horrible que la acompañará toda su vida… justo donde ella hacía unas
horas había pasado entre la niebla, delante de la casa de su vecina; justo ahí
yacía el cuerpo sin vida semiaplastado del hijo de apenas cuatro años, de su
vecina Antonia.
El que,
en un descuido de su madre, salió a la calle con tan mala suerte que, uno de
los pocos camiones de reparto de la zona no pudo esquivarlo y lo atropelló
mortalmente.
A lo
largo de estes años, he oído de personas muy distintas relatos similares,
prediciendo la muerte con señales sutiles como niebla, humo o incluso algún tipo
de señal más siniestra aún si cabe…
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