Hace
muchos años, allá por los años 50 o 60 una bella enfermera trabajaba felizmente
en el hospital Arzobispo Loayza, un hospital peruano situado en la capital;
Lima.
Ella
era muy apreciada por todos los pacientes puesto que era una persona amable,
que disfrutaba de su trabajo, cuidando a la gente moribunda y sanando a la
gente enferma.
Con el
tiempo, empezó una relación con un prestigioso médico que trabajaba en el
hospital con ella. Se enamoraron locamente y empezaron a hacer planes de
boda. Como la fecha se iba acercando,
ambos decidieron ir a repartir las invitaciones de boda personalmente a casa de
unos familiares y amigos, y para eso, cogieron un par de días libres en el hospital.
La mala
noticia llego horas después… habían tenido un accidente en el camino, y aunque
todos lucharon por salvar la vida de aquel medico, desgraciadamente murió.
Ella entró
en estado de shock, sus amigas del hospital, después de lo que le había
sucedido iban turnándose poco a poco para cuidarla y darle ánimos, así pasaban
los meses… pero ella seguía sin recuperarse.
Un día,
en un despiste de la persona que estaba a cargo de ella, en un arrebato de
tristeza se arrojó por la ventana, una ventana que estaba en el segundo piso,
no era excesivamente alta. Pero con tan mala suerte que, debajo había varias
herramientas y hierros de unos constructores que en ese momento estaban
haciendo tareas de mantenimiento del hospital. Y ella, al precipitarse se clavo profundamente alguna de estas
herramientas en la cabeza muriendo por decapitación en el acto.
Todo
esto quedó como una triste anécdota del hospital, fue pasando al olvido…
Pero,
con los años mucha gente cuenta lo eficaz y cariñosa que fue una enfermera que
los trató estando convalecientes, anestesiados o parcialmente inconscientes.
Una enfermera con un traje muy blanco y una capa azul.
(Un
uniforme antiguo que ya no se usa en ese hospital hace muchos años)
Todos
estos relatos coinciden en ver claramente el traje de la mujer, pero nadie ha
podido ver nunca su cara, esta se oscurece desde el cuello perdiéndose en la
oscuridad…
Desde
entonces es muy popular la leyenda de la enfermera sin cabeza que vaga por los
pasillos del hospital Arzobispo Loayza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario