Esta
leyenda, muy conocida en España se sitúa en Cadiz, pero bien podría situarse en
cualquier punto del mundo. Según cuentan la verdadera ubicación de la “casa de
los espejos” se encuentra precisamente
en la zona de costa de esa bella ciudad, en la alameda Apocada, cerca del
monumento del Marqués de Comillas.
En ese
lugar existe un caserón, que estuvo abandonado durante muchos años, y que
finalmente fue convertido en viviendas de lujo, a pesar de eso, entre sus muros
se esconde una trágica historia.
La
leyenda cuenta, que hace mucho tiempo en ese hermoso caserón vivía un almirante
con su mujer y su hija pequeña. EL
almirante quería con locura a su pequeña hija y la consentía en todo lo que
podía.
No le
faltaban galas nuevas, o juguetes caros, ni tampoco cualquier tipo de joyas,
zapatos o complementos. Era la niña de
sus ojos y siempre concedería cualquier capricho que esta tuviese.
Cada
vez que el almirante regresaba de algún país exótico después de meses de
trabajo, siempre le traía a su pequeña un espejo, para que pudiese contemplar
su hermosura en él, y así fue como las paredes de aquel enorme caserón fueron
cubiertas con cientos de espejos.
Poco a
poco, fue creciendo; la niña, se convirtió en una hermosa adolescente y a su
padre le encantaba presumir de ella delante de compañeros y amigos. Pero a su
madre, eso no le gustaba… tanta atención a su hija no hizo más que, la mujer empezase a sentir celos y a odiar a
su hija.
Su
marido no le hacía caso, no se acordaba de su aniversario ni cumpleaños, pero
sí tenía tiempo para ella, para regalarle cosas, para sacarla a cenar a los
mejores restaurantes…
Esta
situación se torno insostenible, haciendo que madre e hija tuviesen múltiples
discusiones, e intercambios de reproches. Cada vez que su padre se ausentaba
por el trabajo, entre ambas solo había gritos y discusiones.
Llegando
a este punto, a su madre se le ocurrió la idea de envenenarla; y así, lo
hizo. Iba envenenándola poco a poco día
tras día, echándole veneno en la comida.
La
chica enfermó sin causa aparente y acabo falleciendo, una muerte lenta y
dolorosa…
Su
padre, siempre creyó esta versión; que una terrible enfermedad se llevó a su
amada hija. El desconsuelo de este padre era tal, que se pasaba los días
delante de los espejos que había regalado a su hija, donde antes podía ver el hermoso reflejo de
su hija ahora solo veía angustia y dolor…
Un día
mientras estaba en el cuarto de su pequeña, pudo verla reflejada en uno de los
espejos. No tenía buen aspecto, tenía un semblante malhumorado y tétrico; sin
duda se trataba de un fantasma. Ésta le contó a su padre la verdadera causa de
su muerte.
Y él,
acabó presionando tanto a su mujer para que confesase que a los pocos meses le
pudo sacar la verdad, no estuvo tranquilo hasta ver a su mujer entre rejas
durante el resto de su vida.
Después
de eso el almirante decidió irse y hacer una nueva vida lejos de tantos
recuerdos dolorosos, y así fue como el caserón quedo completamente deshabitado
durante muchos años.
Hay
testimonios de muchos jóvenes que se colaron en esta casa, y pudieron ver en el
reflejo de los espejos el fantasma de esta niña, atormentada y terrorífica.
A pesar
de que en la actualidad haya cambiado su forma, muchos de sus inquilinos
aseguran percibir algo raro entre esas paredes. Algo que nunca sabremos si no pasamos una noche dentro de
este lugar, seguramente ya no sea tan tétrico sin los espejos que antiguamente cubrían
sus paredes… ¿o sí?
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