El
ancla que está situada en Fisterra, es el recordatorio físico de un suceso que
quedo grabado en la memoria de todos los vecinos de la Costa da Morte, hizo en
diciembre 30 años.
Los
vecinos de toda la costa vieron peligrar sus vidas debido al enésimo accidente
marítimo acontecido en sus costas.
Como es
bien sabido, esta zona de la costa de Galicia, desgraciadamente, es muy
conocida debido a numerosos naufragios y accidentes marítimos a lo largo de la
historia; pero sin duda, el naufragio del Cason, levantó mucha polémica e
incertidumbre en aquella época, incluso hoy en día quedan demasiadas incógnitas
por resolver.
Todo
empezó a primera hora de la mañana del día 5 de diciembre del 1987, cuando el
buque con bandera panameña mandaba un SOS, tras sufrir un incendio en una de
las bodegas de proa.
El
barco portaba, según las fuentes oficiales. Una carga de 1.100 toneladas de
productos químicos inflamables en 5.000
bidones, sacos y contenedores.
Los productos químicos que portaban eran
inflamables como el xileno, butano o sodio; corrosivos como ácido fosfórico y ácido
alifático; y tóxicos como por ejemplo el aceite de anilina, dibutilflato y
o-cresol.
“el
tema de la carga de este barco es una de las muchas incógnitas, ya que varios
vecinos afirman que en el momento del incendio se vio una pequeña embarcación
transportando algo del barco hacia tierra.”
“Mucha
gente cree, que el barco llevaba algún tipo de materiales radiactivos, varios
políticos se pronunciaron sobre el tema como Xosé Manuel Beiras Torrado
parlamentario del BNG dijo textualmente en un programa TVG "Aínda hoxe non se sabe se había
elementos radioactivos dentro do Casón" (hoy en día no se sabe si
había elementos radiactivos dentro del Cason) o como Rafael Mouzo exalcalde del
ayuntamiento de Corcubion que apuntaba a algún tipo de material bélico nuclear
”
El
barco encalló finalmente en la costa de fisterra, donde perecieron 23 de los 31
tripulantes que iban a bordo.
“Una
cosa que sorprende a la gente, después de hablar con varios marineros de la
zona es que, no esperasen a la ayuda.
Tenían tanto miedo de lo que
llevaban a bordo que preferían tirarse al mar embravecido de esa zona en
pleno invierno, condenándose a una muerte casi segura”.
En los
posteriores días el barco siguió ardiendo y se sucedían explosiones en el
interior de sus bodegas, causando así una nube tóxica en toda la zona.
Se empezó a desatar la histeria entre las
gentes debido a la falta de información. Puesto que las autoridades y medios de
comunicación se contradecían constantemente.
El día
7 se da a conocer el manifiesto de carga del buque, y desde la Comandancia de
la Marina en A Coruña se confirma que el buque portaba en sus bodegas
innumerables productos tóxicos. Esto
hizo que las gentes empezasen a alejarse de la zona por su propia cuenta,
cogiendo sus pertenencias y alejándose a las comarcas del interior.
El día
10 de diciembre las administraciones deciden evacuar la zona enviando una flota
de 700 autobuses para poder proceder a la evacuación de los vecinos afectados
debido a la gran nube tóxica que se había formado.
Un día
después la administración empezó a llamar a la calma, diciendo y tranquilizando
a las gentes de la no existencia de peligro en la zona. Pero la gente se sentía
engañada y ya no confiaba para nada en el protocolo de actuación que habían
seguido. Incluso comarcas colindantes a las afectadas empezaron a evacuar hacia
el interior.
Estos
son algunos testimonios de vecinos de esa zona:
“Un
vecino, Suso. Cuenta su testimonio, él era muy pequeño por aquel entonces
escasos 3 o 4 años se acercó con sus padres a la zona del naufragio para ver el
barco, días después sufrió quemaduras en
los labios y en la piel.”
“Mucha
gente no evacuó, dice otra señora del lugar Mercedes; coger el coche con unas
carreteras como las nuestras, tan colapsadas con el tráfico; era asegurarse un
accidente . Asi que, nosotros nos
quedamos. Sufrimos mareos, vomitos incluso dificultad para respirar durante
aquellos días.”
“Cogí
unas mantas y todo mi dinero confiesa María otra vecina, estaba sola en casa y
junto con los vecinos nos metimos en la carretera, sin saber lo que pasaba y lo
que nos esperaba. Con la radio puesta y todos muy atentos a cualquier nueva
explosión en el barco.”
“Teníamos
miedo de que esto fuese otro Chernobyl, me cuenta Manuel. Ni las autoridades se
ponían de acuerdo; por la mañana, todo estaba bien y por la tarde nos evacuaban
en autobuses sin ningún tipo de información. No sabíamos a dónde íbamos, que
pasaba o cuando volveríamos a nuestras casas”
“Mi
mujer y yo, relata Jesus. Por aquel entonces veníamos de Suiza a pasar las
navidades con nuestra familia. Habíamos escuchado lo del accidente en la radio
pero no le dimos mucha importancia. Cuando llegamos a Galicia no nos dejaban
entrar hacia la costa, había despliegues policiales en las principales
autopistas que no permitían la circulación a las zonas afectadas. Finalmente con la ayuda de un camionero
llegamos por carreteras secundarias y pudimos reunirnos con nuestras familias.”
Pero,
¿Qué ocurrió con la carga rescatada?
En el
próximo post continuaré con el desenlace.
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