Había una
vez, en un pequeño pueblo una pareja muy joven que se quería con locura.
Se
casaron en primavera, una boda de ensueño a pesar de ser algo sencillo; puesto
que no podían permitirse grandes lujos fue el día de sus sueños.
Bien
entrado el otoño, Mónica se quedó embarazada. La pareja no podía ser más feliz.
Compraban con ilusión cada cosa del niño, pijamas, ropas de cama, cuna, sillita,
hasta una hermosa mecedora hecha a mano.
Pronto
tuvieron todo listo y la habitación del bebe completamente decorada, solo
quedaba esperar por aquel deseado bebé.
Pasaron
los meses, y Mónica dio a luz una hermosa niña. Tenía el pelo oscuro como el
azabache y unos preciosos ojos claros y una tierna sonrisa.
La
pareja vivió feliz con aquel pequeño regalo que la vida les había concedido.
Pasaron los años hasta aquel fatídico día…
Mónica
y Ana viajaban en coche, venían de hacer unos recados tranquilamente, cuando aquel borracho, impactó
de frente con su coche haciendo que Ana perdiese la vida casi en el acto. Y truncando así su vida para siempre.
Tardaron
mucho en recuperarse de aquel duro golpe, Mónica sabía que de una forma u otra
Ana estaba siempre con ella… se lo decía a todos, pero estos la tomaban por
loca o pensaban que era incapaz de afrontar aquello.
A los
pocos días del entierro de su hija, muchas amigas se ofrecieron a cuidarla y
darle apoyo, iban muy a menudo a su casa, hablaban, tomaban café y pasaban las tardes juntas mientras su marido no volvía del trabajo.
Pero
hacía unos meses, que salían todas espantadas de su casa.Pálidas, con miedo en la
cara, aconsejándole que se fuese de aquella casa cuanto antes,a pesar de los
intentos de Mónica para pedirle explicaciones estas se negaban a hablar
rotundamente, se iban para nunca más volver.
Poco a
poco se fue quedando sin amigas y pasaba los días sola mientras su marido se
iba a trabajar, sentada en aquella mecedora que comprara para Ana abrazando a
uno de sus peluches.
Cuando
estaba su marido todo se hacía más llevadero pero cuando este no estaba era un
horror pasar las horas, completamente sola.
Aquel
fin de semana su marido no estaba, tenía asuntos de trabajo y no iba a dormir
en casa.
Ella sobrellevo el día como pudo, arreglando unas cosas en el jardín, viendo su serie favorita, cenando en completo silencio mientras ojeaba con la mirada perdida un viejo álbum de fotos de su hija... hasta que le entró el sueño y fue a acostarse,se
durmió rápidamente, pero tenía constantes pesadillas, una voz le decía:
“vete” “huye
lo antes que puedas” “el demonio está en tu casa” “está viéndote siempre”
Justo
en aquel momento, se despertó sobresaltada, y el peluche con el que había estado por la tarde
en la habitación de su hija, apareció junto a su cabeza. Un escalofrío recorrió
su cuerpo.
Huyó,
se fue de aquella casa en medio de la noche en camisón, sin mirar atrás…
A los
pocos minutos se enteró de que su casa había sido completamente calcinada en un incendio.
Cuando la policía
la localizó para tomarle declaración y revisar las cámaras de seguridad
pudieron ver como un hombre de aspecto perturbado prendía fuego a la casa desde
el interior.
Era un
enfermo mental escapado de un
psiquiátrico que hacía meses estaba desaparecido.
Mónica
al volver a su casa pudo comprobar cómo
todas sus pertenencias habían sido quemadas completamente. Todas salvo
una, el peluche de Ana, que permanecía intacto en medio de los escombros con
una nota en las manos que ponía “yo siempre te protegeré, mamá”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario