Esta es
una leyenda de amor, que acontece en tierras gallegas; esta vez en la zona
norte de A Coruña:
Don
Nuno Freire de Andrade, tercer señor de Pontedeume. Vivía como soberano en un
municipio de la zona, su vida transcurría
plácidamente junto con su hija Teresa.
Teresa
era una joven de hermosura envidiable y de gran corazón. Tenía muchos criados,
guardias y damas de compañía.
Entre
todos estos vasallos estaba Roxín Roxal, un joven caballero. Alto, fuerte, con
cabellos dorados, y muy sonriente.
Su
valentía hizo fijarse en el al mismísimo Don Nuco; con el cual tenía una
estrecha amistad, llegando este a regalarle en una ocasión su propio puñal de
plata, con piedras preciosas en su empuñadura junto con el símbolo de la casa
real.
Le hizo
prometer que siempre defendería a sus señores con él.
Casi
sin querer, entre Roxin Roxal y doña Teresa surgió el amor. Ambos se enamoraron
locamente. Compartían largos paseos y también múltiples charlas de todo lo que
les rodeaba. Cualquier paseo estaba bien si permanecían juntos.
Cuando
Don Nuno supo de su amor, se volvió loco de rabia y amenazó a Doña Teresa con
matar a Roxin Roxal si no se casaba con Don Enrique Osorio, noble también como
ella.
Ella
con mucho pesar, se caso con don Enrique a pesar de que no lo amaba de verdad.
Sólo para salvar la vida de su amado.
Un día
Don Enrique, vio como Roxin Roxal estaba sentando, suspirando de forma
melancólica mientras espiaba a doña Teresa en su alcoba a través de una pequeña
ventana.
Enfadado
lo echó del pueblo para siempre y prometió matarlo si volvía.
Pasó el
tiempo, y doña Teresa no se fijaba lo más mínimo en su esposo y este intentaba
de mil formas atraer su atención haciendo alarde de su valentía. Así que, un
buen día, la invitó a acompañarla a una cacería.
Un
enorme jabalí hacía meses que destrozaba las cosechas de los campesinos del
pueblo y él estaba dispuesto a darle caza aquel mismo día.
Después
de rastrear la zona, persiguieron al animal hasta la orilla del río Lambre. Don
Enrique disparo una flecha al jabalí, pero lejos de matarlo lo enfureció más.
El animal se abalanzó sobre doña Teresa hiriéndola de muerte, don Enrique
asustado huyó desesperadamente y se tiró del puente al río.
Aquel
feroz animal acabó con la vida de doña Teresa, descuartizándola en cuestión de
minutos.
Fue una
tragedia para el pueblo, don Nuno se sentía avergonzado por la cobardía de su
yerno y triste por dejar marcharse a Roxin Roxal, el hubiese salvado la vida de
doña Teresa…
A la
semana siguiente todo el pueblo quedó conmocionado al ver como en la orilla del
río donde había muerto doña Teresa, apareció muerto el enorme jabalí. El jabalí
tenía clavado en su cabeza un precioso puñal de plata con el símbolo real.
Finalmente
el puente se quedó con el nombre de “A ponte do porco” (el puente del cerdo) y
aún hoy en día se puede visitar y disfrutar del maravilloso paraje en donde se
encuentra.
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